Este cuento lo he creado por y para
dos cabecitas locas que me han llegado al corazón esta semana, mi gota de agua
y mi copo de nieve. Dos grandes hombres, dos grandes niños perdidos. Que me han
enseñado muchas más cosas de las que ellos se imaginan, y siempre les estaré
agradecida. Este trocito de mi va para esos dos grandes luchadores, esta vez es
la definitiva pequeños. Y para Marian, la mejor psicóloga del mundo mundial,
gracias por hacerme creer en mi, porque este blog es un poquito tuyo, por hacer
del hotelito un lugar especial, por hacernos sentir a cada uno únicos y
especiales, y por hacernos ver fácil lo difícil.
La gota de agua y el copo de nieve
Se decía que habían dos estrellas que no brillaban, y se dijo tantas veces, que a fuerza de repetirse, se convirtió en realidad. Y lo puedo decir y digo, porque tengo la gran suerte, de que yo las conocí.
Una era más grande y
siempre había soñado con ser gota de agua en el mar, posarse en los delfines, el los barcos de vela y surcar
las aguas a toda velocidad. La otra, más pequeña, siempre había soñado con ser copo
de nieve, caer con la suave brisa, sentir el frio en su escarcha y posarse en
el blanco manto de la montaña.
Pero las estrellas
estaban encadenadas, castigadas y perdidas, a causa de un error del pasado,
condenadas a ser estrellas que no brillan, en la inmensidad del universo.
Un día inesperado pasó
una estrella fugaz.
-
¡ Por favor! ¡Por favor!
¡Ayúdanos!
Suplicó la estrella pequeña.
-
Estamos encadenadas y
perdidas, queremos llegar al mar y a la montaña, y ser gota de agua, y copo de
nieve.
Le explicó la estrella mayor.
La estrella fugaz rió a carcajadas:
-
¡No estáis encadenadas!
¡ En el cielo no hay
cadenas!¿A que vais a estar encadenadas? ¿A un
árbol? ¿A un roca?
Las estrellas eras libres y no lo
sabían.
-
Y no estáis perdidas.
Continuó la estrella fugaz.
-
Estáis a tres veces la
base del carro de la osa mayor, a su derecha.
Estáis en la estrella polar.
Y así, libres y de la
mano, las dos estrellas encontraron su camino, una a tierra, y la otra al mar,
y cuando llegaron, se convirtieron, en gota de agua, y en copo de nieve, y
convertidas en lo que siempre habían querido brillaron esta vez, como mil
estrellas a la vez.
El hotelito de nu
Que bello ,cuanta sencibilidad , que agradable leerlo !
ResponderEliminargracias por este blog, logras que mis esperanzas vuelvan ; sigue adelante
eres genial . Esto demuestra que si se puede aprender a manejar este transtorno y a tener una mejor calidad de vida y tambien a hacerle grata la vida a quienes tambien sufrimos por ello .
un abrazo y bendiciones
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario! Lo que es verdaderamente agradable es que la gente como tu lo lea y lo aprecie. Te mando todos los animos del mundo para esta lucha. Todos juntos podemos con ello. Besos
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